Isaac Peral:
Isaac Peral
es considerado "el inventor del submarino", no porque la suya fuera
la primera nave en sumergirse, sino porque revolucionó la historia de la
navegación militar con cambios definitivos. El suyo fue el primer submarino que
se propulsaba eléctricamente y que, además, incorporaba un torpedero bajo el
mar. Por estas razones, Peral ha conquistado un sitio de excepción en las
ciencias del mundo y en la historia de la navegación española, y su Cartagena
natal ha sabido reconocerlo. El submarino de Peral se exhibe como monumento en
el Paseo de Alfonso XII, frente al mar, y junto al Puerto Deportivo de la
ciudad. Durante toda su carrera militar en la Marina, el ideal de Isaac
Peral había sido resolver el problema de la defensa de la nación frente a las
modernas máquinas de guerra con que contaban otros países. Su invento era, en
efecto, el arma de guerra perfecta.
Juan de la Cierva:
Juan de la
Cierva logró construir y hacer volar un avión
biplano, que recibió la designación BCD-1, 3 y
fue apodado el Cangrejo, con piloto (el francés Mauvais) y pasajero a bordo.4
Mientras el avión es una aeronave de alas fijadas al fuselaje,
el autogiro inventado por de la Cierva tiene alas fijadas a un rotor. El autogiro hace su irrupción en el
panorama de la aviación sólo veinte años después de la invención de los hermanos
Wright. Juan de la Cierva construyó en Madrid en 1920 su primer
autogiro, el Cierva C.1, utilizando fuselaje, ruedas y estabilizador vertical de un monoplano
francés Deperdussin
de 1911, sobre el que montó dos rotores cuatripalas contrarrotatorios coronados
por una superficie vertical destinada a proporcionar control lateral; la planta
motriz era un motor Le Rhône de 60 hp. El aparato no llegó a
volar, pues el rotor inferior giraba a menos velocidad de la prevista, y el
efecto giroscópico y la asimetría de la sustentación hicieron volcar el
aparato.